Trabajar como periodista en México puede ser una cosa de vida o muerte. Sobretodo si se vive y labora en las zonas más calientes en el país, donde los cárteles de la droga han sentado sus imperios. En esas regiones la autoridad no importa, pues mandan los criminales. Como los gobiernos no son capaces de proveer seguridad para el trabajo, los medios optan por callar. La censura en México cambió de dueño aceleradamente: de ser la bota dura de gobiernos autócratas hasta hace unos tres lustros, pasó a ser la mano dura de los monopolios que exigían impunidad a cambio de publicidad a principio de esta década. Hoy, las cosas son más violentas.
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http://www.elpais.com/articulo/internacional/matar/mensajero/elpepuint/20100310elpepuint_10/Tes
jueves, 11 de marzo de 2010
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